Te voy a hablar de un tema un poquito controvertido. Es uno de los grandes tabús de esta industria, las comisiones. 

¿Qué es esto de las comisiones? ¿Es ético cobrarlas? ¿Es legal cobrarlas? ¿Tengo que cobrar comisiones? ¿No tengo que cobrar comisiones? Si decido hacerlo, ¿cómo tengo que hacerlo? 

Ante todo calma. 

Como siempre, te lo voy a explicar desde mi punto de vista, a través de mi experiencia y obviamente bajo mi opinión. El resto de opiniones sobre este tema son absolutamente válidas, ojo. Y como me preguntan muchísimo por este tema tanto alumnas como las personas que vienen a mis trainings gratuitos, e incluso a veces también por redes sociales, pues ha llegado el día de abrir este melón.

En este episodio te hablo de las comisiones a cara descubierta, sin ocultar absolutamente nada. Pero si en vez de escucharlo prefieres leerlo, quédate en este artículo.

¿Qué es exactamente una comisión?

Si me conoces de hace tiempo, sabes que yo estudié periodismo, comunicación, publicidad y relaciones públicas. Vengo del mundo de la comunicación y he trabajado como periodista tanto en medios de comunicación como revista, radio, televisión y diarios, como también en el otro lado, en agencias de comunicación. 

Pues te puedo contar que en las agencias de comunicación es súper normal cobrar comisiones de todos los proveedores que les buscamos a nuestros clientes. 

Que diseñamos un press kit, te llevas una comisión de la agencia que te lo imprime. 

Que hacemos un evento en un restaurante o con un catering, pues ya te dan los menús y te dicen a cuánto están comisionados.

Que contratas a unas azafatas, también la agencia te dice la comisión que tienen para ti. 

Entonces, en el mundo en el que yo venía, que es el de los gabinetes de comunicación o relaciones públicas, esto de comisionar estaba súper normalizado

Es más, te digo que tengo un problemita con la parte ética, porque si bien es cierto que algunas de estas comisiones no le afectaba al precio final del cliente, sí que en algunas agencias sumaban esa comisión al precio final. Y eso es algo que, como vas a ver, a mí no me gusta. Lo considero que no es ético.

Pero ¿por qué tiene tan mala fama la palabra comisión y, sin embargo, la palabra afiliación no suena tan mal? ¿Por qué no tiene esa connotación tan negativa si a fin de cuentas es lo mismo? 

Si no tienes claro qué es la afiliación es cuando yo te recomiendo algo, una herramienta, un servicio o un producto, que yo utilizo, con el que estoy feliz y que considero que es bueno, a través de un enlace de afiliado o con un código de descuento. Y si tú compras ese producto o servicio con mi enlace o utilizando mi código, la empresa me da un porcentaje de lo que tú pagas.

Por ejemplo, te puedo recomendar Canva y decirte que va genial para eso que me comentas que necesitas. Te doy un código y durante 30 días vas a poder utilizar la versión premium de manera gratuita. Si cuando terminen tus días de prueba decides que te ha gustado mucho y que te vas a pagar por la versión premium, Canva, como yo soy afiliada y tú has entrado con mi código, me va a dar una parte de lo que tú le has pagado.

Ostras, ¿y esto no es lo mismo que pasa con las comisiones? Pues sí, es exactamente igual. 

Cuando tú recomiendas a un proveedor, si finalmente la pareja lo contrata, este te da una parte de lo que los novios le han pagado. 

Entonces realmente comisión y afiliación es absolutamente lo mismo. Es recomendar algo y si la persona lo compra, la empresa (a la que se lo ha comprado gracias a ti) te compensa dándote una parte más o menos pequeña de lo que ha pagado esa persona.

¿Y por qué afiliación parece que no se ve tan mal? Pues será porque es una palabra nueva o que tiene otra connotación en la sociedad. A la comisión parece que la carga el diablo y que si dices “comisión” arderás en el infierno entre terribles sufrimientos. Aquí es cuando entra la ética.

Entonces, ¿tengo que comisionar o no? 

Lo que tú quieras. Es una opinión muy personal y yo ni te insisto en que comisiones sí o sí, ni te prohibo que lo hagas.

Tienes que hacer lo que tú consideres que es mejor para ti, pero siempre con ética y de manera legal. Así que vamos a entrar en la parte de la ética. 

Fíjate, para mí no habría ningún problema en que tú cobres comisiones bajo una premisa: 

Si te dan una comisión que no afecte al precio final que los novios van a pagar a ese proveedor. 

Te explico mejor.

Imagínate que recomiendas un catering. El catering te pasa un precio y de ese precio, si los novios lo contratan, te comisionan un 10%.

Este suele ser el porcentaje normal de comisión. Aunque hay empresas que te pueden comisionar un poquito por debajo, entre un 5% y un 7% y otras que pueden llegar a un 15% o incluso a un 20% si ya lleváis más tiempo de relación. Pero lo normal es el 10. 

¿Cuándo aceptar o no esa comisión? Yo recomiendo que, si te interesa, aceptes esa comisión siempre y cuando ese precio vaya a ser igual para los novios, independientemente de que tú vayas o no a cobrar la comisión. 

Es decir, que si el precio del cubierto es de 100€, sea de esos 100€ de los que la empresa se quite los 10€ de beneficio y te los dé a ti porque le has hecho una labor comercial. Y no que ese cubierto pase de 100€ a 110€ para que te puedan dar la comisión sin ellos tocar su beneficio. Al final la perjudicada es la pareja. Y no, eso para mí es una línea roja que no hay que cruzar

Asegúrate de que si una empresa te da una comisión, si la pareja por detrás le pide presupuesto sea exactamente igual al que te ha dado a ti. El mismo. 

Entonces, cuando una empresa te pregunte ¿Quieres el precio con comisión o sin comisión? o ¿vas a comisionar o no? Lo que debes preguntarle cómo gestiona las comisiones

“Si yo te pido comisión, ¿le vas a subir esa comisión al cliente final? Porque si es así, no la quiero”. 

“Ahora, si el cliente por detrás te va a pedir el precio y le vas a dar el mismo porque esa comisión te la restas de tu beneficio, entonces sí, en ese caso sí quiero la comisión”. 

Igual no se lo tienes que decir abiertamente, o sí, el caso es que quede claro que si eso va a perjudicar a la pareja, no, porque ya te están pagando y la comisión es un extra. 

Te lo puedes tomar como una paga extra que te puedes llevar, porque la verdad es que la comisión, por ejemplo, de un catering en función del número de invitados y del precio del cubierto te puedes llevar un extra de entre 1000€ y 3000€. Y a nadie le amarga un dulce.

Así que, trabaja las comisiones siempre con ética.

¿Trabajas solo con proveedores que te comisionan?

Mi segundo punto respecto a la ética es, trabajar con todos los proveedores independientemente de que te den o no te den comisión. 

Esto es importante porque si trabajas solo con aquellos que te dan comisión, realmente no estás trabajando por la pareja, sino que estás moviéndote por tus intereses, el dinero. Y eso es “pan para hoy y hambre para mañana”, porque te vas a limitar a trabajar solo con esas empresas que te dan comisión y, a lo mejor, justo esas empresas no son la mejor opción para una pareja en concreto. 

Yo siempre me he movido por los intereses de mis clientes, siempre he buscado el proveedor que mejor encajaba con lo que buscaba mi cliente, independientemente de que me diera o no comisión, porque yo he pasado por todas las fases, desde

  • “No, las comisiones son en diablo, no las quiero ver en pintura”

Hasta…

  • “A nadie le amarga un dulce, si esto a mi cliente final no le afecta, pues vale, cojo esa comisión”.

Porque al final mi economía se ve beneficiada. Pero lo que siempre he tenido muy claro es que mi objetivo era que lo que yo hiciera fuera por el bien de mi cliente y he ofrecido proveedores que sabía que no trabajaban con comisión. A mi me daba igual porque yo tampoco trabajo por comisión. Yo cobro mi tarifa y si me cae alguna comisión extra, eso que me llevo. 

Entonces, para mí la ética en el tema de las comisiones es que 

  • si cobras comisiones estas no afecten al precio final, es decir, que los novios paguen exactamente lo mismo te den o no te den comisión.
  • y que no te muevas solo por ofrecer proveedores que te ofrezcan comisión, sino que siempre ofrezcas los proveedores que mejor encajen con cada uno de tus clientes y con los intereses y presupuesto de cada uno de tus clientes. 

Si cobras comisiones ¿lo cuentas o lo escondes?

Bien, otra recomendación que te doy es que si cobras comisiones no las escondas, no hace falta. Sobre todo no digas que no las cobras y luego por detrás te llevas el dinero calentito, porque eso es mentir y para mi también es falta de ética.

¿Qué problema hay en decir la verdad?

“Oye, pues sí, hay algunos proveedores, no todos, que me comisionan pero puedes estar tranquila porque me den comisión o no me den comisión a ti te van a cobrar exactamente lo mismo”.

¿Y sabes que? Que a la mayoría de parejas si no les repercute, si no les perjudica, les da igual.

Sí, sí, les da igual que tú cobres comisiones o que no las cobres siempre y cuando a ello no les perjudique.

También te puede permitir (según tus políticas) ajustar tus precios. Tienes la opción de poner una tarifa más alta o una tarifa más competitiva pero que después complementes con las comisiones. ¿Esto hay que hacerlo? ¿no hay que hacerlo? Lo dejo en el aire y me meto en este jardín otro día.

Así que, volviendo al jardín de las comisiones, si las cobras no las escondas y si no las cobras pues tampoco las demonices, porque si se hace con ética todo está bien.

Algo que yo no haría (y que nunca he hecho) es ofrecer esa comisión como descuento

Es decir, si tú no quieres aceptar la comisión porque te parece que ya te están pagando súper bien y todavía tienes sentimientos encontrados con las comisiones, ok. 

Pero lo que a mí me parece más desleal, o menos ético, es que esa comisión que te iba a dar a ti el proveedor como agradecimiento por tu labor comercial, se la des como descuento al cliente. 

¿Por qué? El cliente no te contrata para que tú le busques descuentos, para eso hay otras cosas. Nuestra misión no es buscarles descuentos, sino buscarle el mejor proveedor que encaje dentro de su presupuesto. Por ese motivo, si no la quieres que se la quede el proveedor, más contento estará contigo y te ofrecerá siempre un mejor trato.

¿Facturas las comisiones?

Si cobras comisiones tienes que facturarlas. Vas a tener que hacer facturas a tus parejas y facturas a quien te comisione. 

Debes saber que cuando aceptas una comisión, esta la vas a recibir solo cuando el proveedor ha cobrado íntegramente el producto o servicio que le ha comprado la pareja. En ese momento es cuando te la va a pagar y para ello le tienes que pedir los datos de facturación y tú le tendrás que hacer una factura. 

Puedes poner en el concepto “comisión”, “afiliación” o lo que tú quieras, no hay ningún problema mientras lo hagas de manera legal y con su factura. 

Indícale bien al proveedor cuál es la base imponible y cuál es el importe final. Porque normalmente en esa factura vas a tener que aplicar tanto el IVA, que se suma a la base, como el IRPF, que se le resta, y te corresponderá un porcentaje según el tiempo que lleves con tu negocio. Así que tendrías que sumarle el 21% de IVA y restarle el 19% de IRPF. 

En resumen, las comisiones no son malas, lo malo es la manera en la que tú las utilices. Si lo vas a hacer con ética o sin ética, si lo vas a hacer a cara descubierta o te vas a esconder y al final cómo trabajes tú con ellas. 

Espero que ahora te haya aportado un poquito más de luz, que por lo menos puedas tomar tus propias decisiones al respecto y que, sobre todo, en caso que decidas cobrar comisiones lo hagas de manera ética y legal

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