Llegó el día de mi boda, 15 de julio de 2006, y empezaron a suceder cosas que se escaparon a mi control. Ni mi marido ni yo dejamos que nada de eso nos amargara el día, pero ahí me di cuenta de lo solos que están los novios y de lo importante que era que el día de la boda hubiera una persona velando por sus intereses. Y yo quería ser esa persona.

Tuve claro que quería montar mi propia empresa de wedding planner. Y para hacer las cosas bien quise primero formarme, pero por entonces no había formación.

Pasaron varios años hasta que encontré una. Era en Madrid y duraba un fin de semana, y allá que me fui en febrero de 2010, con mi marido y mi bebé lactante de 2 meses. En esa época estaba en paro, ya que la famosa crisis económica de 2008 hizo que el medio en el que trabajaba como periodista cerrase.

Vi con total lucidez que esa formación sería mi billete de ida hacia el destino que tan claro tenía: ser wedding planner. Así que invertí sin dudar mis ahorros en esa formación. Y ese mismo año monté mi empresa Bodas Deluxe.

Decidí abrir un blog donde mostrar ideas e inspiración de bodas para las novias. Gracias a él conseguí mi primera clienta, mi primera novia. ¿Y cuál fue mi sorpresa? Era ni más ni menos que la community manager de Bodas.net. A ella le gustó lo que vio en el blog, mi forma de entender las bodas y decidió confiar en mí. Que esa primera clienta fuese ella representaba un gran reto, tenía en su mano lanzar o hundir mi carrera. ¡Vaya desafío!

Esa primera boda fue publicada tanto en Bodas.net como en Tendencias de Boda y gracias a ello otra novia que la vio me llamó porque le había encantado y que quería para su boda lo mismo.

A finales de ese año había una feria de bodas en Barcelona y, tras consultar con algunas compañeras su experiencia, me decidí a participar. Yo seguía en paro, así que me armé de valor para hablar con mi suegra y que me prestara los 2000€ que necesitaba para poder inscribirme.

Asistir a esa feria con una estrategia bien estructurada me permitió conseguir 6 bodas más y pude devolverle el dinero a mi suegra. (¡No veas qué alivio y satisfacción a la vez!)

En 2012 tuve mi primera formación para otras wedding planners. Ahí me di cuenta de lo mucho que me gustaba formar, pero no veía viable compaginar las bodas con la formación. Así que esa idea quedó aparcada.

Cuando me quedé embarazada de mi segundo hijo, en 2015, tuve otro punto de inflexión en mi vida.